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Solo restaban tres partidos para definir al campeón y subcampeón de la Segunda División de la Copa Perú en Celendín. Dos equipos dependían únicamente de sus propios resultados para lograr el ansiado ascenso a la Primera División. Sin embargo, lo que debía resolverse en la cancha terminó ensuciándose fuera de ella, a raíz del reclamo de un equipo prácticamente eliminado y de decisiones, por decir lo menos, cuestionables de la Liga Distrital de Fútbol Celendín.
Tras disputarse la penúltima fecha, el 29 de noviembre, se inició un partido paralelo, lejos del césped. El reclamo presentado por la Escuela Municipal Virgen del Carmen contra ADECEL no solo alteró una tabla de posiciones que en ese momento lideraba ADECEL con 9 puntos, seguido por Atlético Celendín también con 9 y la academia municipal con 7, sino que provocó la postergación de la última fecha y cambió, de manera sospechosa, la forma en que se definiría el campeonato.
El reclamo municipal se basó en una supuesta “alineación indebida” del jugador Eduar Chávarri, en el encuentro que terminó 2-2 ante el equipo dirigido por “Coco” Vílchez. Para sustentar su pedido, presentaron una constancia emitida por el vicepresidente de Sport El Milagro, documento que resulta, cuando menos, dudoso.
Digo dudoso porque ADECEL había obtenido la cesión temporal de Eduar Chávarri y de otros dos futbolistas, pagando por ello a Sport El Milagro. Además, los jugadores contaban con certificados de transferencia emitidos por la Liga Deportiva Departamental de Fútbol Cajamarca. Entonces surge una pregunta inevitable: ¿cómo es posible que el vicepresidente de Sport El Milagro no haya firmado la carta de cesión si existió un acuerdo claro entre ambas instituciones?
Más allá de la viveza de los dirigentes de Sport El Milagro o de la ingenuidad de los de ADECEL, lo más grave y lamentable es que el dirigente del cuadro del Milagro expuso a “su futbolista” a una posible sanción de hasta diez años de inhabilitación. Esto no ocurrió porque benevolentemente la Comisión de Justicia de la Liga Distrital decidió no hacerlo.
Como si fuera poco, la Comisión de Justicia tardó más de una semana en emitir una resolución que declaró fundado el reclamo de la academia municipal, provocando que la última fecha se postergara por casi un mes, afectando la planificación, el ritmo competitivo y la credibilidad del torneo.
ADECEL tenía la posibilidad de apelar, pero decidió no hacerlo, confiando en el sólido y talentoso plantel que tiene para afrontar su último partido ante la Familia Hernández, el domingo 21 de diciembre, con la intención de demostrar en la cancha que podía ser campeón.
La programación oficial de los encuentros de la última fecha fue publicada el jueves 18 de diciembre, a las 5:36 p. m., en un perfil de Facebook de la Liga Distrital, con el siguiente orden: Atlético Celendín vs. E. F. Acosta (8:00 a. m.), Familia Hernández vs. ADECEL (9:45 a. m.) y FC Pumarume vs. Escuela Municipal Virgen del Carmen (11:30 a. m.). Todo parecía indicar que el campeonato se definiría con normalidad en el estadio Mártires del 13 de Octubre, el domingo 21.
Pero aún faltaba un episodio más en este bochornoso capítulo. Este sábado 20, la imagen que acompañaba la publicación fue modificada y el orden de los partidos cambió sin mayor explicación: Familia Hernández vs. ADECEL (8:00 a. m.), FC Pumarume vs. Escuela Municipal Virgen del Carmen (9:45 a. m.) y Atlético Celendín vs. E. F. Acosta (11:30 a. m.).
Y todavía no hay pitazo final. En una nueva jugada fuera del campo, los clubes fueron informados que, de existir igualdad de puntos en el primer lugar —escenario más que probable—, el campeonato se definiría mediante partidos extras, “apegándose” al reglamento. Esto resulta aún más indignante si se recuerda que, al inicio del torneo, la liga y los clubes habían acordado que la definición sería únicamente por puntaje. ¿Por qué no se respetó el reglamento desde el comienzo?
Todo hace pensar que se dieron cuenta que el equipo municipal, incluso habiendo ganado en mesa, podía quedarse sin nada si no goleaba, mientras que ADECEL y Atlético Celendín aún tenían posibilidades reales de consagrarse con buenos resultados.
La sensación es clara: este campeonato parece diseñado para favorecer a un equipo que estuvo al borde de la eliminación, dependiendo más de decisiones administrativas que de méritos deportivos. Tal vez, incluso, con la intención de ganar simpatías y maquillar una deficiente gestión municipal, tema que merece un análisis aparte.
El aficionado celendino se ilusionó con una nueva dirigencia en la Liga Distrital de Fútbol, elegida este año. Sin embargo, en su primer campeonato organizado, ya ha sembrado más dudas que certezas.
Qué lástima por el fútbol celendino, por nuestros jóvenes talentos que sueñan con crecer y, algún día, convertirse en profesionales, pero que una y otra vez se ven perjudicados por dirigentes que utilizan este deporte para fines ajenos a la competencia limpia y al verdadero espíritu deportivo.